El presente mapeo tiene su origen en la necesidad histórica y normativa de articular y garantizar el uso efectivo de los espacios públicos y de las infraestructuras culturales de los territorios de nuestra provincia, es desde ahí que se busca que gestores culturales, artistas, trabajadores de la cultura y públicos puedan contar con una información que motive la circulación y el disfrute de la oferta cultural en relación de las infraestructuras de Pichincha. Se plantea que esta información, de acceso libre, permita el tejido de redes de trabajo diversas que prioricen el aprovechamiento idóneo de estos espacios y la construcción conjunta de actividades.
Con el objetivo mencionado, dentro de la metodología se ha priorizado a siete cantones de la provincia: Puerto Quito, Pedro Vicente Maldonado, San Miguel de los Bancos, Pedro Moncayo, Cayambe, Rumiñahui y Mejía, exceptuando con esto al cantón Quito y a sus parroquias rurales y urbanas. Planteamos este camino tanto por un principio de descentralización, como por nuestras capacidades logísticas, pues el territorio de Quito contempla características tan particulares que podría comprender fácilmente un mapeo separado.
Adicionalmente, con la claridad de entender las dinámicas que afectan a los espacios culturales, tanto públicos como privados; se ha visto la necesidad de levantar dos tipos de registro, uno físico y otro digital. El registro físico, ha sido concebido como una línea base que entendemos será el punto de partida para más investigaciones pero, además se pretende como una memoria temporal del arranque de este proyecto que entendemos se ampliará y cambiará de acuerdo a la coyuntura política y social. Mientras que el micrositio digital, busca ser un espacio en constante crecimiento y actualización debido a que este ofrece la posibilidad de nutrir los registros y ampliar la información contenida, directamente desde quienes conforman los espacios culturales. En ambos casos la propuesta es establecer una primera línea de registro que se procure como un nodo de trabajo entre instituciones públicas y la diversidad de propuestas, actores y demandas culturales.
Por último, con esta primera etapa culminada, la demanda del sector cultural por el cumplimiento de derechos, nos mueve a insistir en nuevos retos, como un mapeo de actores culturales cuya labor, que se adscribe a estas infraestructuras, no ha sido considerada en los diálogos de construcción de normativa. Esperamos entonces que estos datos una vez consolidados permitan el debate de política pública coherente, participativa e informada y que a través del presente mapeo, las diferentes actorías de Pichincha en conjunto con nuestra institución podamos juntarnos (puedan juntarse) en un solo propósito.
Atentamente